Mentalidad de circo

Recordé UNA experiencia que tuve el año pasado en el circo.

A ver.

La entrada estaba de oferta.

Unos tres dólares por persona.

Lo curioso era que decía “hora de entrada”, no “hora de inicio”.

Así que entramos a la hora de entrada, pero aún no iniciaba el show.

O sí.

Apenas nos sentamos, comenzó un muchacho a vender cojines.

Vociferaba: “Cojines, para que no se canse, aproveche porque estará sentado 2 horas. Hágame caso, pruébelos, y si no se siente cómodo, no lo compre”.

Mientras él decía eso, pasaba un muchacho con una cámara compacta como de los 2000, agrupando a las personas: “¿Ustedes son familia? Júntense, por favor, sin compromiso”.

Y a la vez, personas vendiendo algodón de azúcar, palomitas de maíz, manzanas acarameladas, hamburguesas y hot dogs.

Todo eso al mismo tiempo, cada uno en lo suyo.

40 minutos después, comenzó el show oficial.

Distintos actos guiaron la historia hacia los dinosaurios, y entre números decían: “Ya vienen los dinosaurios gigantes traídos de Japón”.

Ese era el concepto central: dinosaurios-gigantes-traídosdejapón.

Algo exótico pues.

Luego hacen la movida: aparecen los dinosaurios gigantes, que en realidad miden menos de 3 metros y no eran robots, sino personas con trajes texturizados de goma, efectos de sonido, humo y demás.

Esa parte termina con la moraleja: cuidemos las especies para que no se extingan como los dinosaurios.

Vino una pausa.

Pensé que necesitaban descansar, pero no.

¿Acaso cayó un meteorito como para que los dinosaurios y artistas descansen?

No, sigamos.

Los artistas estaban cambiándose de ropa, para luego la magia: aparecer en las gradas a vendernos libros de dinosaurios para colorear, huevos falsos, dinosaurios de peluche y todo eso.

Justo antes de retomar el show, aparece el chico de las fotografías con las fotos ya impresas, vendiéndolas a cuatro veces el precio de lo que cuesta afuera, y también los vendedores de comestibles.

Todo bien.

Casi al terminar dicen que se van (generando urgencia), que inviten a sus amigos (pidiendo referidos), que el show del día siguiente tendrá dos funciones (escasez), y que será el último y mejor (creando expectativa).
Madre mía.
Fui buscando cobre y encontré oro.

Cuando caí en cuenta, pensé: “ES UN EMBUDO”.

Solo necesitaban un customer magnet (la entrada a precio bajo) para atraer personas a la carpa y luego venderles (más).
La historia de los dinosaurios (valor) a cambio de que entraran en la carpa (tres dólares).

Una vez dentro, empezarían los vendedores chiquipum chiquipum, a vender como si no hubiese más funciones.

¿Te das cuenta qué bonito?

Y todo gracias a un customer magnet, un imán de clientes.

Cuando tienes uno, atraes personas a tu carpa, digo, casa, y luego puedes venderles hasta huevos de dinosaurio, si quieres.

Pero primero lo primero: darle forma a tu imán de clientes.

No queremos que se extingan sus ganas de comprarte.

¿Qué puede ser un imán de clientes? Un ebook corto, plantilla, guía, un audio, clase corta, pero que se cobra.

Es la diferencia con un lead magnet que entregas gratis a cambio de un correo. Acá te quedas con el correo, y con el dinero.

Mentalidad de circo.

Para trabajar en tu imán de clientes, responde a este correo y le damos.

Dra. Adriana Sattler 🙂