Dejar la mochila

Si hubieran dejado sus herramientas de trabajo, no estarían muertos.

Hachas, sierras, palas y mochilas de unos 10 kg de peso, es lo que cargaban a cuestas los bomberos mientras huían de un fuego que devoraba todo a su paso.

(Repetí física en el colegio, pero sé que correr con todo ese peso encima te resta velocidad).

A pesar de que ya no podían hacer nada con esas herramientas, no las dejaban…

Tenían grabado en sus mentes que las herramientas eran casi parte de ellos.

Qué difícil liberarse de algo que sientes es parte de ti.

Casi como decirle a un niño que libere tu teléfono mientras está viendo videos de slime en YouTube, misión imposible.

Bueno.

La creencia de “cuidar las herramientas, que son para hacer tu trabajo” le costó la vida a los bomberos.

El fuego los alcanzó y fallecieron.

Allá en el 94, cuando encontraron los cuerpos calcinados, vieron que uno de ellos, aún tenía la mochila puesta, y su mano aún se aferraba a la sierra mecánica.

Más adelante, investigadores comprobaron que dejar la carga, les hubiese hecho aumentar su velocidad un 15-20%.

¿Se hubiesen salvado?

Quién sabe.

Lo cierto es que, decisiones como esa -en las que hay que actuar con rapidez, o son de vida o muerte- no son tan comunes, por fortuna, en nuestra vida diaria.

Es más usual tener tiempo para analizar con detenimiento.

Al menos es el caso de analizar qué hacer para la formación que quieres crear.

Cuando planificas tu formación, puedes tener la tentación de hacer eso que ya has visto hacer. Claro, si funciona, ¿para qué reinventar la rueda?

Pero te diré que esto tiene un doble filo:

Porque de un lado, inviertes tus recursos en resultados comprobados.

Del otro, hacerlo así puede encasillarte y restar flexibilidad mental.

Si en tu formación quieres probar cosas nuevas, responde este correo y nos ponemos a crear formación con una nueva perspectiva.

Una contra el incendio de la pérdida de dinero y recursos.

Las herramientas van por mi cuenta.

Adriana Toolbox 🙂