Como si Thanos hubiese chasqueado los dedos
Tres barcos con colonos ingleses llegan a la isla Roanoke.
Eran 115 personas, viajaban junto a John White, gobernador, para crear el primer asentamiento inglés en el “Nuevo Mundo”.
Era su segundo intento. Dos años antes habían ido, pero no les fue bien. No había alimentos, y los nativos no los recibieron con globitos y pancartas.
Así que en este, su segundo intento querían hacerlo mejor. Tanto mejor, que el gobernador White se trae a su hija Eleanor, quien estaba embarazada, y al yerno, decididos junto a otras familias a establecerse ahí.
Casi un mes después de llegar, nace la nieta del gobernador: la primera niña inglesa nacida en Estados Unidos.
No hubo tiempo ni de baby shower, porque al sacar cuentas por aquí, y por allá, se dan cuenta que la comida ni los suministros alcanzan.
De nuevo.
Ya se acercaba el invierno y necesitaban refugiarse.
“¿Y si plantamos? ¿O criamos ganado?”, se les ocurrió, pero no había tiempo.
La idea más viable: regresar a Inglaterra a buscar las provisiones.
(Como si fuese ir al Oxxo de la esquina).
Una semana después del nacimiento de la nieta del gobernador, este mismo se va a buscar los suministros a Inglaterra. El viaje de ida le tomó dos meses y medio.
Apenas llega, carga cinco barcos a tope de suministros, y que Dios los agarre confesados, de regreso.
Pero justo en ese momento estaba llegando la armada española a pelear con Inglaterra.
Tan inoportunos como cuando llega visita y no tienes ni para darles agua.
“No se vista que no va”, le dice la reina Isabel I a John White. La guerra estaba por empezar, así que Roanoke no era prioridad.
White se queda en Inglaterra esperando a que pase todo.
El plan era regresar en seis meses, pero pasaron tres años exactos.
No había Twitter, Whatsapp, ni nada, así que en Roanoke no sabían de la guerra.
Me los imagino: tres años esperando por comida, medicamentos, abrigos, tantas cosas…
Hasta que llega White con los suministros, quizá con un regalo de cumpleaños para su nieta de tres años, pero nadie salió a decirle “abuelo”, ni “papá”, ni nada.
En la isla no había nadie.
Desaparecieron sin dejar rastros.
¿Enfrentamientos? No lo parecía, todo estaba como si Chávez hubiese expropiado: sin herramientas, provisiones, nada, desmantelado.
Ajá, tal vez lo estás pensando.
Era como si…
THANOS HUBIESE CHASQUEADO LOS DEDOS.
Siguen buscando unas horas más y encuentran dos pistas (no de Blue, sino de White), dos palabras talladas en árboles:
- CROATOAN.
- CRO.
Se emocionó el gobernador, pues sabía que Croatoan era una tribu cercana a Roanoke, pensó que fueron hacia allá, pero una tormenta impidió que lo verificaran.
Muy importante: antes de irse, el gobernador White les dice que si están en peligro, dejen una cruz de malta tallada en un árbol. Tampoco encontraron esto, ni de malta ni de ningún tipo.
¿Qué pasó?
Se cree que fueron secuestrados por tribus nativas, murieron de hambre o enfermedad, se perdieron, o incluso que extraterrestres intervinieron.
El misterio sigue sin resolver.
Lo que no es un misterio, es que tu formación puede perderse entre la multitud si no está bien organizado y enfocado.
Y sin necesidad de tallar cruz de malta, puedo acompañarte en este enlace.
Adriana Historiadora 🙂