34 años después y todavía lo recuerda
Ayer, mientras escuchaba un podcast de marketing, se preguntaron esto:
“¿Cuál es el profe que más recuerdas del colegio?”
Yo de una supe.
La que más recuerdo es mi profe de biología de cuando tenía 14-15 años.
De la fotosíntesis, nada.
Pero SÍ recuerdo una historia suya tan perturbadora que ni la compartiré por aquí.
Y es curioso porque es una historia corta, de 20 palabras, pero aún así me marcó.
¿Por qué?
Porque las historias, se quedan con nosotros, sobre todo si son muy buenas (o perturbadoras, en este caso).
En el podcast continuaron con el asunto, el profe que más recordaba la invitada era su profe de matemáticas.
Un día llegó al aula, repartió mandarinas y dijo:
“Las matemáticas son difíciles, pero conmigo serán más fáciles que pelar una mandarina.”
Uffff, potente.
Ahí sin saberlo (o sí) aplicó tres tácticas de la fórmula maestra:
Un gancho, un elemento visual y tangible, un símil.
Además de aterrizar a sus alumnos, en vez de decir “las matemáticas no son difíciles”, les dijo “será más fácil que…”.
Y mira el impacto.
Quien contó la historia en el podcast tiene 51 años y todavía la recuerda.
Es decir esa historia lleva aproximadamente 34 años viviendo en su mente sin pagar renta.
Ahora dime…
Si ese acto pudo hacer que una lección se recuerde por décadas, imagina lo que puedes lograr cuando aplicas tácticas con intención en tus programas de formación.
Aquí puedes descubrir cómo hacerlo.
Adriana Frutal 🙂