Acá tu happy ending
Dicen por ahí en los foros más recónditos de LA internet que Avril Lavigne murió en 2003 y fue reemplazada por una doble llamada Melissa.
Es sorprendente cómo arman tesis completas con análisis de letras y entrevistas donde “Melissa” se contradice. Hay muchísimas “pruebas” de que Avril pasó a mejor vida.
¿Es verdad esto? No.
La misma Avril (o Melissa, según la teoría) lo negó.
Pero no importa si es cierto o no. Aferrarse a la conspiración es mucho más divertido.
Y no es tan complicated entender por qué.
Todo empieza con el misterio: la idea de que hay algo oculto que solo unos pocos saben activa el deseo humano de cerrar la historia y acabar con la ambigüedad.
Luego llega el sesgo de confirmación. Si ya crees en la teoría, cualquier detalle extraño en una foto o entrevista se convierte en evidencia, mientras ignoras lo demás.
Por último, el efecto arrastre. Si tanta gente habla de eso, algo de cierto debe haber. Y debatirlo en grupo refuerza la sensación de pertenencia.
Cada vez que aparece una “nueva prueba”, el cerebro recibe un sHot de dopamina. Es como una novela infinita, donde todos sienten que forman parte de algo “especial”.
Así que sí. Las teorías conspirativas son infoentretenidas per se. Generan curiosidad, rompen expectativas y dan microrecompensas con cada noticia. Y funcionan porque se apoyan en sesgos cognitivos.
Conocer esto es clave si quieres un happy ending… digo, si quieres captar y mantener la atención de tu audiencia.
What more can I say?
Hoy es el último día para unirte al taller sobre infoentretenimiento aplicado a formación.
Adriana Lavigne aka Nobody’s Fool 🙂