Hundir barcos, quemar calderas y puentes

Es el año 1504, y el joven Hernán Cortés, inspirado por los viajes de Cristóbal Colón, decide dejar atrás la comodidad de España y embarcarse hacia las Américas.

Llega a «La Española» (hoy Haití y República Dominicana) y no pierde el tiempo: se convierte en colono, participa en la conquista de Cuba y rápidamente se gana la atención de Diego Velázquez, el gobernador de la isla.

20 puntos para Cortés.

Velázquez escucha rumores de que en México hay más oro y plata que en los sueños de Jack Sparrow, y decide enviar a Cortés a explorar y traer de vuelta esas riquezas.

Sin embargo, justo antes de zarpar, Velázquez se pone paranoico, piensa que Cortés es muy ambicioso, y le quita el mando de la expedición.

Pero a Cortés le entra por un oído y le sale por el otro. Sigue su camino con 11 barcos, 600 hombres, 13 caballos y algunos cañones. Llegan a la costa de Yucatán en 1519, establece Veracruz y reclama la tierra para la corona española.

Todo iba bien, hasta que comenzó a ir mal.

Muchos de los hombres todavía fieles a Velázquez empiezan a murmurar, quieren regresar a Cuba. Cortés viendo que el motín se avecina, toma una decisión que pasaría a la historia…

¿Los reúne para darles una charla Ted? No.

¿Les ofrece un aumento de sueldo? Tampoco.

En lugar de eso, ordena hundir los barcos.

Sí, saca las provisiones, la artillería, y directo al fondo de bikini.

Sin naves no hay escapatoria.

Ahora todos estaban en el mismo barco, o bueno, sin él.

Parece una locura, pero Cortés no fue el autor intelectual de esta táctica extrema.

En el año 711, el comandante musulmán Táriq ibn Ziyad quemó sus barcos al llegar a lo que hoy es España.

Un antiguo proverbio chino dice «rompe las calderas y hunde los barcos», debido a un general que no quería que su ejército se echara atrás.

Incluso la frase «quemar los puentes» viene de tácticas militares donde, después de cruzar, destruían los puentes para evitar la retirada.

Ahora te pregunto, ¿qué barcos necesitas hundir o quemar para lanzar tu infoproducto?

Tal vez has invertido tiempo en estudiar, aprender, afilar tus habilidades, y demás. Y sí, es fácil quedarse en la preparación, pero en algún momento habrá que lanzarse al agua.

Lo bueno es que en esta expedición, no estás solo. Yo te acompaño a llevar tu infoproducto a buen puerto. Para eso, respondes este correo, y nos ponemos manos al timón.

Capitana Adriana 🙂